Televisión francesa France24 pretende desmentir la foto de John McCain con Ibrahim al-Baghdadi, entonces jefe del Estado mayor del Ejército Libre Sirio, hoy día autoproclamado «califa» del Estado Islámico en Iraq
Roberto Mérida Fernández
«Del cerdo islamista se aprovecha todo», dice el colega arabista y camarada José Durán Velasco, autor del libro El Conflicto Árabe-Israelí: Una visión no estatolátrica, cuando describe al fenómeno del fundamentalismo islámico como un instrumento que en sucesivas etapas de la historia y recurrentemente ha sido útil a los intereses geopolíticos de diferentes imperialismos en liza. Nada más lejos de la realidad. A pesar del carácter retrógrado, premoderno e inicialmente adulador del fascismo de la ideología fundamentalista islámica (también llamada «islamismo»), desde su constitución como partido político con la fundación de los Hermanos Musulmanes en Egipto a comienzos del siglo XX, y previamente como corriente de interpretación y aplicación rígida e integrista del Corán y la sharî`a en Arabia Saudí a finales del siglo XVIII, conocida como wahhabismo (por su creador `Abd al-Wahhab), distintos imperialismos de corte capitalista no han dudado en echar mano, en sucesivas ocasiones, de esta ideología fanática y oscurantista religiosa con fines políticos. Su objetivo: combatir a los regímenes y corrientes más o menos progresistas, que puedan suponer un obstáculo para sus intereses en África, Oriente Medio y Centroasia.
«Del islamismo se aprovecha todo»
Así, los Hermanos Musulmanes, el primer partido fundamentalista islámico constituido en época moderna, fueron utilizados durante la II Mitad del siglo XX contra gobiernos anticolonialistas panárabes como el de Gamal `Abd ul-Nâser, en Egipto. Luego, desde los años 70, son creadas y fomentadas por parte de gobiernos títeres del Magreb, como el Reino de Marruecos, los llamados movimientos «salafistas» (del árabe sálafa, «mirar atrás», que pretenden volver la vista atrás, al pasado, para volver, supuestamente a las raíces de lo que ellos llaman «el Islam primitivo»); el objetivo de esto era combatir la influencia del marxismo y el maoísmo en las universidades del Norte de África.
Han sido usados durante la guerra fría a través de las monarquías absolutistas reaccionarias del Golfo Pérsico, que en su mayoría se adscriben oficialmente a distintas interpretaciones más o menos integristas y rígidas del Islam, tales como el wahhabismo de Arabia Saudí: de esta forma se pretendía estabilizar regímenes ultraconservadores, enemigos de todo factor de progreso en la zona que pudiese servir de puente a la influencia soviética. El islamismo fue aquí un factor de contención, utilizado para reprimir al movimiento comunista e izquierdista. En esta época, los militantes comunistas detenidos por regímenes como Arabia Saudí eran arrojados desde aviones en mitad del desierto. La mayoría de corrientes salafistas modernas tienen su origen en el wahhabismo. El yihadismo es, a su vez, una derivación belicosa del salafismo; la mayoría de sus actuales corrientes parten de postulados wahhabíes. Hoy día el wahhabismo es la doctrina oficial en Arabia Saudí, y Arabia Saudí es el país que más recursos invierte en fomentar y difundir el wahhabismo en el extranjero, apoyando y financiando a todo tipo de movimientos y corrientes salafistas e incluso yihadistas, costeando la publicación de libros de texto que defienden interpretaciones wahhabitas del Corán y la sunna y patrocinando la apertura de mezquitas en todo el mundo, a las que luego envían imanes de ideología wahhabí para fomentar esta doctrina. También han llegado a iniciar y subvencionar programas de becas entre jóvenes en Arabia Saudí que han permitido la inserción de postulados wahhabitas, y que luego éstos, a su retorno a sus países de origen, traten de reformar las doctrinas religiosas islámicas acercándolas a tales postulados. Arabia Saudí es sin embargo el principal aliado en oriente medio de EEUU, la Unión Europea e Israel.
El fundamentalismo fue también útil para debilitar a la Argelia posterior a la independencia de Francia, a través de una guerra civil promovida en los 90 por el grupo integrista FIS. Mientras, apoyaban a los muyahidines en Afganistán, entrenados y enviados por Arabia Saudí, y armados por EEUU, y posteriormente a los Talibanes afganos, como movimiento de contrarrevolución contra la República Democrática de Afganistán, de influencia soviética y carácter claramente progresista. O a grupos yihadistas como guerrilla desestabilizadora contra Saddam Husseyn, previamente a la invasión yanqui a Iraq, esto les ayudaba a enfrentar a unas poblaciones iraquíes con otras avivando odios entre confesiones y religiones: era un factor de división sectaria y enfrentamiento entre iraquíes en Iraq durante y posteriormente a la invasión. Y cómo no, han sido usados como grupos mercenarios asesinos, en forma de Frente al-Nusra, contra el gobierno sirio, geopolíticamente no alineado con la Otan, sino con Rusia; tal movimiento cumplía una doble función, la de la guerra sucia contra el gobierno a la par que contener un posible movimiento de revuelta de carácter progresista que, contrario a una intervención estadounidense, pudiera llegar a dar lugar a una salida progresista al régimen de Bashâr. También se sospecha de la utilización inicial de los clérigos fundamentalistas chiíes de Jomeini como salida reaccionaria y dique de contención y aniquilación contra la izquierda durante la revolución iraní, hecho que realmente sucedió, tras la caída del Shah (resulta bastante ilustrativo, a este respecto, el filme _Persépolis_).
Sea como fuere, ese monstruo llamado fundamentalismo religioso no duda en ser utilizado por las principales potencias para abortar toda suerte de potencial progreso que pueda amenazar y poner en cuestión el statu quo y sus intereses en una zona tan rica en recursos energéticos como es el Mundo Árabe, Persa y/o Musulmán.
Juega un papel en la zona hoy día similar al que históricamente jugó el fascismo: reventar posibles procesos revolucionarios sin reparar en coste humano. Sin embargo, a determinados imperialismos este monstruo puede írsele de las manos; ya que posee vida propia.
Así ha sucedido en el caso de Estado Islámico en el Iraq, grupo escindido de Al-Qaeda y hoy día enfrentado a Frente al-Nusra, principal vasallo de Arabia Saudí en Siria; es visto como una posible amenaza por la principal monarquía reaccionaria del golfo, y en consecuencia, se ha ganado una declaración de guerra por parte del imperialismo yanqui-europeo, desde el momento en que amenazan con tomar el poder en el Iraq post-Saddam y constituir una amenaza para las bases militares yanquis.
Así, durante la ocupación yanqui en Iraq, mientras el cerdo islamista se mantenía obcecado en guerras intestinas contra otros grupos confesionales y no abarcaban la totalidad del país eran tolerados como un factor de división de la población iraquí y debilitamiento del gobierno confesionalista chií pro-Irán, con el que sin embargo, EEUU había llegado a entendimientos, a cambio de concesiones de éste.
De factor de desestabilización, a amenaza al predominio yanqui
Ahora el gobierno confesional chií se encuentra en jaque, amenazado por el repentino avance del grupo yihadista. El gobierno pro-iraní pide ayuda a EEUU, y tras recibir una nada contundente, tímida y retardaria ayuda por parte de la potencia, rápidamente Estado Islámico es tildado como la nueva y principal amenaza en Iraq y Siria; una vez ya ha cumplido su función desestabilizadora y sus ataques comienzan a afectar también a las bases yanquis. De manera similar sucedió con los talibanes, una vez que adquieren el poder, en Afganistán.
Ahora, tras haber tenido como principal adversario en la zona al gobierno sirio de Bashâr al-Asad, llegando a apoyar a grupos de oposición armada de derechas, como el Comité Nacional Sirio y su brazo armado, el Comité Militar Sirio, perteneciente al Ejército Libre Sirio; ahora no duda en llegar a acuerdos con el gobierno sirio y hasta planificar una intervención conjunta en el territorio. Incluso se habla de armar a grupos kurdos de izquierdas del norte de Siria, principal enemigo de Turquía y geopolíticamente no alineados ni con la oposición ni con Bashâr. Todo sea por aplastar a un Estado Islámico que ya no se encuentra bajo el paraguas de Arabia Saudí, se ha convertido en poco tiempo, con una velocidad aplastante en una fuerza militar, gracias a su financiación por medios mafiosos, y tiene intereses propios.
Mientras, el terror humano y las secuelas de una tragedia en forma de matanza étnico-confesional deja su saldo en dos países, Iraq y Siria, históricamente caracterizados por la convivencia y mestizaje entre confesiones, grupos lingüísticos y etnias. Una misma familia puede contener parentescos comunes entre árabes, kurdos, circasianos y arameos; musulmanes, yazidíes o cristianos asirios; sunníes, chiíes, alawíes, ismaelíes o drusos. Y por supuesto ateos.
La «Yihad» y el «choque de civilizaciones», una relación de amor-odio

Senador John McCain con el actual jefe de Estado Islámico en el Iraq y Levante, Ibrahîm al-Badrî, actualmente conocido como «Abû Bakr Al-Baghdâdî» (rodeado al fondo a la izquierda)
Ahora, las últimas noticias ponen el foco en una fotografía, inicialmente publicada en mayo de 2013 por el medio televisivo francés France24, que revela con pruebas fotográficas fehacientes una pasada reunión entre McCain, importante senador estadounidense del neo-conservador Partido «Republicano», y el que ahora es principal líder religioso-militar de Estado Islámico en el Iraq, Ibrahîm al-Badrî, conocido como Abû Bakr al-Bagdâdî, quien por aquel entonces ostentaba el cargo de jefe del Estado Mayor del Ejército Libre Sirio. La noticia no ha tardado en hacerse eco en la prensa, con varios comunicados de desmentido por parte de France24, quien trata de atribuir el hecho a una campaña de desinformación por parte de Irán. En realidad sabemos a través de informaciones de Wikileaks, divulgadas por Edward Snowden, que estas comprometedoras revelaciones sobre el «califa» «Abû Bakr» Ibrahîm no vienen de Irán sino de un diario de Bahrayn, monarquía reaccionaria títere de EEUU en el Golfo Pérsico poco sospechosa de tener razones para emprender ninguna campaña desinformativa contra el gigante norteamericano, del cual alberga ni más ni menos que hasta 5 bases militares estadounidenses en su territorio.
Vemos así como desde el principio importantes sectores representantes de los intereses de las oligarquías económico-financieras norteamericanas han mantenido reuniones con altos dirigentes de la organización yihadista. Este hecho resulta paradigmático de un ejemplo patente de doble moral, a que la oligarquía yanqui nos tiene tan acostumbrados, viniendo de uno de los principales partidos conservadores que se llenan la boca de hacer las veces de defensores de «los valores democráticos de EEUU» y de «la civilización Occidental» y «cristiana». Estos, en la pasada administración Bush, llegaron a adscribirse en un mensaje público que dio la vuelta al mundo a la famosa «teoría» del «choque de civilizaciones», como manera de justificar las sucesivas invasiones de Afganistán y de Iraq, en una supuesta guerra sucia contra el islam (sin diferenciar entre musulmanes pacíficos y tolerantes de integristas y terroristas); una guerra sucia en la que todo musulmán, árabe o persa era sospechoso de ser terrorista mientras no se demostrase lo contrario. La causa: que tras el atentado de las Torres Gemelas, quedaba patente que «el Islam» constituía una amenaza en toda regla contra los valores y libertades que caracterizan, decían, a Occidente. Desconocemos dónde ubican, en su coordenada geográfica, estos señores, al norte de África, o Magreb, que viene del árabe «occidental» (por donde se pone el sol).

Ibrahîm `Awâd Ibrahîm `Alî al-Badrî al-Samarrâ’î, conocido como «Abû Bakr al-Bagdâdî», tras su autoproclamación como «califa» de Estado islámico en el Iraq y Levante.
Ahora sin embargo, se sabe que mantuvieron reuniones con el que ahora es uno de los principales cargos de uno de los más peligrosos grupos yihadistas, Estado Islámico en Iraq y Siria, que constituye ni más ni menos que una de las más serias amenazas para los derechos humanos y libertades esenciales no sólo en Occidente, sino también y sobre todo en Oriente Medio. Claro que, los del Partido Republicano siempre pueden alegar que por aquel entonces no tenían constancia o indicios de que al-Bagdâdî podría terminar encabezando el ejército yihadista; ¿pero hasta qué punto resulta creíble que los principales líderes del partido neo-conservador yanqui no tuvieran información sobre las actividades de su socio?
Fuentes de periódicos burgueses revelan que la CIA ha operado sobre territorio sirio
Según han revelado fuentes estadounidenses y sirias a The Washington Post, CIA ha estado operando sobre territorio sirio en los últimos dos años, proveyendo de armamento ligero a grupos de la oposición armada, tales como el Consejo Militar Supremo, brazo militar del Comité Nacional Sirio (El País. Washington, 12/9/2013[http://internacional.elpais.com/internacional/2013/09/12/actualidad/1378964275_286333.html ]). El CMS es el principal grupo, encabezador, del Ejército Libre Sirio; su CNS es una fuerza política representante de los intereses de un sector de la burguesía siria afincada en el extranjero, favorable a un mayor proceso de apertura político-económica de Siria hacia potencias capitalistas extranjeras como EE.UU., Japón y la Unión Europea (imprecisamente referidas como «Occidente»), que incluya tratados de libre comercio y amplias transacciones comerciales, de las que ellos se beneficiarían directamente. Son afines a postulados económicos neoliberales (privatizaciones y recortes a servicios y sectores públicos, liberalización a la baja de salarios, etc.) y defensores fervientes de una intervención abierta por parte del imperialismo estadounidense/europeo. Sin embargo, la CIA sólo les provee armamento ligero. La razón de esto es que a la CIA le interesa, a la par que debilitar a un gobierno geopolíticamente más favorable a la alianza económico-militar con Rusia, como es el de Bashâr al-Asad, debilitar las infraestructuras del país, a través de una guerra de desgaste prolongado, vía conflicto de «baja intensidad». La causa de esto es sencilla: un país con sus infraestructuras destruidas tardaría años en recuperarse económicamente y es poco probable que vuelva a suponer un factor de oposición o rivalidad en la zona, en caso de que Bashâr no caiga. Y en caso de que caiga, brindaría unas expectativas de inversión en tareas de reconstrucción a las transnacionales yanqui-europeas y sectores de la burguesía colaboracionista siria que ofrecerían enormes beneficios. Una política similar es la que ha llevado a cabo EEUU con la invasión de Iraq, o con la invasión y reparto de Afganistán.
Así mismo, informaciones del New York Times, con fecha del 25 de Marzo de 2013, documentaban que «la CIA está dirigiendo gran parte del suministro de armas a los rebeldes sirios, desde Croacia, Turquía y Jordania. Los agentes norteamericanos asesoran en las operaciones de compra, en la logística y, lo que es más importante, en el destinatario» (Francisco de Andrés, 28/3/2013 – 18:43 h. [ http://www.abc.es/internacional/20130328/abci-siria-201303271841.html ]). El artículo continúa: «Son centenares los grupos rebeldes y señores de la guerra que luchan contra el régimen de Damasco dentro de Siria, y todos los analistas coinciden en que los islamistas radicales mantienen la sartén por el mango. Sin embargo, en ese pandemónium que es la insurgencia política, y más aún la armada, la CIA cree saber quién puede o no recibir las armas.»
La CIA y el imperialismo yanqui, como cómplices del auge del yihadismo en Iraq y Siria
Sabemos por tanto que la CIA tiene desplegados sus operativos y colaboradores sobre el terreno sirio desde hace ya largo tiempo, y ha tenido ocasión de influir directamente en el curso de los acontecimientos, generando una guerra de desgaste cuyo resultado directo ha sido la destrucción de amplias zonas del país, con un elevadísimo coste tanto en daños humanos como materiales. Resulta poco probable, por tanto, que la CIA carezca de información detallada sobre los principales dirigentes y líderes locales y regionales de organizaciones como el Ejército Libre Sirio y, en particular, su Comité Militar Supremo. El hecho de que Arabia Saudí, principal aliado de EEUU en la región junto con Israel, sea el principal mecenas de grupos yihadistas como Frente al-Nusra, hasta hace relativamente poco vinculado a Estado Islámico en el Iraq y Levante, que operaban ya desde entonces sobre suelo sirio, así lo demuestran. Así, podemos afirmar casi con total certeza que la CIA realiza un estricto seguimiento de sus principales colaboradores y grupos de oposición armada que operan sobre el territorio, particularmente aquellos que reciben las armas.
Es muy probable por tanto, que los dirigentes neo-conservadores yanquis estuviesen al tanto de la actividad «política» de su socio al-Bagdâdî, cuando mantuvieron aquella famosa reunión, allá por mayo de 2013. Dicha reunión no es inocente. Representa un hecho político de enorme envergadura. Destacados cargos dirigentes del bipartidismo estadounidense están directamente implicados en la generación del actual escenario que configura a organizaciones integristas como Estado Islámico en el Iraq y Levante como una de las principales amenazas para los derechos humanos en Oriente Medio, al haber tratado de aprovechar o permitido la utilización, con fines geopolíticos, de sus efectivos por parte de su principal aliado Arabia Saudí, y haber mantenido relaciones con sus dirigentes. Lejos de ser adalides de la lucha «por la libertad y la democracia», el imperialismo estadounidense es una de las principales organizaciones implicadas en la destrucción y pisoteo de los derechos humanos a nivel mundial, con un elevadísimo coste: la destrucción de incontables vidas. Esto nos lleva a afirmar que la maquinaria geopolítico-bélica yanqui es una de las principales responsables en la generación de ese mal atroz llamado Estado Islámico en el Iraq y Levante, y que probablemente no exista el menor atisbo de paz en Oriente Medio mientras semejante maquinaria bélica no sea desmantelada políticamente y desterrada de la faz del mundo, liberando de este modo, a la humanidad de su peso.
La aviación no ocupa territorios, los destruye
Augusto Zamora R.
Rebelión
Durante la guerra de Vietnam, EEUU lanzó sobre el país asiático más bombas que las utilizadas en la II Guerra Mundial, sin lograr quebrantar un ápice la voluntad de lucha del pueblo vietnamita. El único resultado tangible fue la muerte de cuatro millones de civiles y la criminal destrucción de centenares de pueblos y ciudades en Vietnam. En Afganistán, todo el poder aéreo de la OTAN resultó inútil ante unas fuerzas irregulares que se disgregaban fácilmente antes de que cayeran bombas y misiles. El efecto fue similar al de Vietnam. La vasta mayoría de víctimas eran civiles y el asesinato de inocentes, junto a la destrucción de poblados, hacía más fuertes a los talibanes. Israel se ha hartado de bombardear Gaza y Líbano, sin lograr, ni de lejos, liquidar a Hamás y Hezbolá. La historia militar enseña que la aviación es efectiva contra fuerzas regulares, cuando concentran grandes cantidades de soldados y material bélico. En la I y la II Guerra del Golfo, la aviación fue determinante para destruir al maltrecho y anticuado ejército iraquí, pero fue inútil para derrotar a las guerrillas suníes y chiitas. Pretender combatir a grupos irregulares con misiles es como matar moscas a cañonazos.
Esta realidad, fácilmente verificable sin haber tenido que pasar por West Point, lleva a preguntarse cuáles son, realmente, los objetivos y propósitos de EEUU y sus constreñidos coaligados en la incierta guerra contra el Estado Islámico. Una guerra donde destacan más las contradicciones que oponen a los coaligados que la desconocida estrategia que piensan seguir.
Entre estas contradicciones, resalta en primer término la que afecta a Turquía, la pieza más fundamental del tablero estadounidense. Por una parte, resulta cada vez más obvio que el EI ha contado -hasta hace poco- con un indispensable apoyo turco. El gobierno de Turquía es enemigo a muerte del gobierno sirio y apostó todas sus cartas a una guerra rápida y de bajo costo para derrocarlo, lo que ha fracasado totalmente. La irrupción del EI en Iraq ha puesto a Erdogán ante uno de sus mayores conflictos. Las zonas afectadas por el EI corresponden en su mayor parte al Kurdistán sirio y al iraquí. Los kurdos turcos (cuyo territorio hace la frontera turca con esos dos países) intentan alistarse por miles para combatir junto a sus hermanos del sur. Turquía sabe que casi todos ellos son del odiado PKK, razón por la cual impide tanto la entrada de refugiados kurdos, como el paso a Siria de combatientes kurdos y se opone a que EEUU arme a los kurdos sirios e iraquíes, y con razón. Teme que, pasado el conflicto, los kurdos queden armados hasta los dientes y vuelvan esas armas contra sus enemigos turcos.
En la actual disyuntiva, Turquía tiene mucho que perder y poco que ganar. Participar en los ataques contra el EI haría que el EI o sus restos, pasen a considerar a Turquía como Estado infiel y, por tanto, enemigo. La decisión del Parlamento turco, de autorizar la entrada en combate de su ejército -motivada por el temor a que se forme en Siria e Iraq un potente ejército kurdo-, puede provocar que los soldados turcos se vean combatiendo, en Siria, en Iraq y en la propia Turquía, no sólo a los kurdos, sino también al EI (o viceversa). No obstante, EEUU necesita armar a los kurdos, como única alternativa viable al envío de tropas estadounidenses. Y digo viable, porque las otras dos alternativas (armar al ejército sirio y sus aliados y armar a los chiitas pro-iraníes), chocan con la política encubierta de Washington, que busca, torvamente, hacer una carambola, que permita eliminar o, mejor, redirigir, al EI contra Damasco y debilitar al máximo al gobierno sirio, para hacer posible su posterior derrocamiento o derrota militar. La idea de EEUU, de armar al Ejército Sirio de Liberación no parece efectiva, pues éstos son los únicos que combaten a muerte contra Damasco y redirigirlos contra el EI tiene dos efectos indeseados. Por una parte quitaría presión a Damasco y, por otra, pondría a matarse entre sí a las mayores fuerzas antigubernamentales sirias, lo que Damasco vería con complacencia.
Hay un tercer factor en el tema Turquía. Casi nadie se pegunta cómo, en una región azotada hasta el horror por el fenómeno del terrorismo (incluyendo Irán, donde unas 12.000 personas han muerto por actos terroristas financiados por EEUU, Israel y el ejecutado Sadam Husein), Turquía permanezca al margen de él, como al margen permanece también Qatar, otro gran financiador de grupos extremistas y fundamentalistas islámicos sunitas y opuesto, igualmente, a la política de EEUU contra el EI, que la quisiera contra Damasco. La respuesta parece simple. Turquía y Qatar son las fuentes principales de esos grupos, que deben actuar bajo la premisa sagrada de excluir los territorios de Turquía y Qatar de sus acciones.
Se ha hablado mucho de la presencia de combatientes extranjeros en las filas de EI y de otros grupos antisirios. Como ocurre en otros campos, nadie explica de qué manera estos miles de combatientes extranjeros lograron alcanzar territorio sirio e iraquí. Turquía tiene blindada la frontera con esos países y no hay forma que un extranjero pueda dar un paso sin caer en los controles militares turcos. De eso fuimos testigos mi hijo mayor y yo, cuando, hace tres años, regresábamos de Iraq, por Silani, y tomamos un autobús a Diyarbakir. A la altura de Alepo (lo sabíamos, por letreros que anunciaban la carretera a Siria), soldados turcos nos hicieron bajar del autobús, nos metieron entre insultos en una garita militar y en la garita estuvimos como dos horas, rellenando un infinito cuestionario en inglés, hasta que el oficial que nos hizo bajar, insultó y detuvo, nos devolvió los pasaportes e indicó que podíamos continuar el viaje. Viendo que toda la zona estaba militarizada y que los extranjeros eran mal recibidos, decidimos cambiar de rumbo, hacia Vam, y tomar el primer avión a Estambul. Para sustos, Iraq.
Conociendo sobre el terreno los estrictos y draconianos controles turcos sobre toda la frontera con Siria e Iraq, cuesta imaginar que los voluntarios extremistas extranjeros hayan podido siquiera llegar a la frontera con esos países sin llevar un salvoconducto turco. Este hecho explicaría las iniciales reticencias turcas para ir a la guerra contra el EI: le estarían obligando a combatir a sus propios grupos, lo que puede provocar, como ya señaláramos, que éstos podrían volver sus armas contra sus antiguos protectores, ahora convertidos en verdugos.
Otro elemento que nadie parece conocer, dentro de la campaña más propagandística que informativa existente sobre el EI, es que se trata de un grupo con fuerte apoyo sunita. Ninguna guerrilla, en ninguna parte del mundo, puede subsistir sin respaldo popular. Lo dijo Mao: la guerrilla es el pez, el pueblo el agua (EEUU, en Vietnam, concentraba a la población en grandes campos de concentración, buscando quitar el agua al pez). Turcos, qataríes y sauditas son sunitas y por ese motivo han venido apoyando a los grupos irregulares sunitas. Los kurdos son kurdos y los shiítas aliados de Irán, el gran rival de Israel y Arabia Saudita. Irán se ha negado a apoyar la coalición porque es una coalición sunita. En cambio, arma, asesora y entrena a los shiítas iraquíes y a Líbano, además de apoyar a muerte a Siria. Rusia no forma parte de la coalición, pero arma y sostiene a Siria. La coalición de EEUU vive instalada en la esquizofrenia.
Resumiendo, hay unos países, grupos y etnias -kurdos, shiítas, Damasco, Irán y Hezbolá-, que realmente quieren acabar con el EI. Hay otros que dicen querer acabar con el EI -EEUU, Turquía, Israel, Qatar, Arabia Saudita- , pero lo que realmente estarían buscando es que abandone Iraq y vuelva sus armas contra Damasco, como era el plan original. Por esa razón, Turquía rechaza el apoyo a los kurdos y prefiere, con EEUU, armar a los sunitas sublevados en Siria o intervenir con su ejército, para que, una vez resuelto el problema de EI, ataquen al gobierno de Damasco. Existiendo sobre el terreno dos coaliciones, hay que darle la razón al gobierno inglés: la guerra contra el EI es de geometría variable y durará sine die. EEUU y Turquía dicen combatir al EI, pero Turquía combate contra Damasco y los kurdos. Los kurdos luchan por su pueblo y causa. Los shiítas, por impedir que retorne la dominación sunita gobernada por sauditas y qataríes. Irán, por mantener al gobierno sirio y consolidar su influencia en Iraq. Los sunitas, por volver a tener peso y presencia en aquel Iraq dominado por Sadam Husein. Y colorín, colorado, este cuento está lejos de haber terminado…
Augusto Zamora R. es Profesor de Relaciones Internacionales.
ESTA INFORMACIÓN PODRÍA SER FALSA
Ante este artículo, hay que decir que existe una información gráfica que podría desmentir parte de la información. Si bien la situación de Siria y el acoso internacional a la que es sometida desde 2011 es cierto, hay que decir en referencia a la foto en que se basa el artículo que, podría ser incorrecta o presuntamente manipulada. El titular podría verse desmontado. Todo parece indicar que la reunión es real y ha existido, pero McCain sólo se habría reunido con los rebeldes del FSA con Salim Idris cuando era su jefe y Al-Nusra (Al-Qaida). Parece que DAASH(ISIS)no estaba representado en dicha reunión, o por lo menos, no por Al-Bagdadi. El señalado en la foto podría no ser él. Existe un vídeo de «[BFM TV] Manipulation par l’image sur internet», colgado en youtube, en el que se presenta al posible protagonista real de la foto, que no sería Al Bagdadi, sino un traductor que trabaja con algunos medios occidentales y de gran parecido con Al-Bagdadi. Dejo el enlace. El punto exacto que habla de esta reunión y la manipulación de la fotografía es el minuto 7:30.
https://www.youtube.com/watch?v=wfhZSfy8A4E